Kriya Yoga: La Técnica Suprema de Emancipación mencionada en el Gita
En estas dos estrofas (V: 27-28) y (IV: 29), el Gita deja de lado toda la abstracción y generalización y se refiere a la técnica específica de la salvación: el Kriya Yoga. A través de la técnica especial del Kriya Yoga, la inhalación de prana y la exhalación de apana se convierten en corrientes frías y templadas. En el comienzo de la práctica de Kriya Yoga, el devoto siente la corriente fría de prana subiendo por la columna vertebral y la corriente tibia de apana descendiendo por la columna vertebral, siguiendo la inspiración y la espiración.
Cuando el Kriya Yogui aprende a disolver el aire que inhala y exhala en la percepción de las corrientes frías y tibias que van arriba y abajo en la columna vertebral, siente que el cuerpo es mantenido por estas corrientes internas de fuerza vital y no por la respiración, su subproducto. Poco a poco descubre que estas dos corrientes en la columna vertebral se convierten en una fuerza vital única, atrayendo magnéticamente refuerzos de prana de todas las células corporales y nervios.
Esa corriente vital fortalecida fluye hacia arriba, hasta el punto entre las cejas y es vista como el ojo astral esférico tricolor: un sonido luminoso, cuyo centro es una esfera azul que rodea a una estrella centelleante brillando. Jesús se refirió a ese ojo único en el centro de la testera y a la verdad que el cuerpo se compone esencialmente de luz con las siguientes palabras:
”Por tanto, si tu ojo es uno todo tu cuerpo será luminoso”.
Este verso del Gita hace hincapié en la necesidad de neutralizar o ”igualar” las corrientes de prana y apana. Este resultado es posible gracias a la práctica de Kriya Yoga, que recarga las células del cuerpo en la vida cósmica interior, por lo que la inhalación y la exhalación se igualan – es decir, inmovilizadas y innecesarias. La respiración se inmoviliza, la vida se inmoviliza, los pensamientos y las sensaciones se disuelven. La luz divina de la vida y de la conciencia percibida por los devotos en los centros cefalorraquídeos, se unifica con la luz cósmica y la conciencia cósmica. Por este método científico, paso a paso, la ascensión del yogui desde los sentidos ocurre en realidad, y no por un mero desvío ineficiente de la mente a respecto a ellos. Él aprende a desviar científicamente para la columna vertebral y para el cerebro las corrientes de los canales de los cinco sentidos, y así unir la conciencia con alegría de las percepciones espirituales superiores en los siete centros.
Cuando es capaz de permanecer sumergido en la bienaventuranza divina, incluso en el estado de actividad, él ya no se envuelve con los deseos de disfrutar los objetos externos. Irradiando la tranquilidad de la percepciones divinas, no es perturbado por el surgimiento del miedo y la ira hacia la no realización de los deseos materiales.
Descubre que la alma ya no está aprisionada a la materia, sino unidad para siempre con la bienaventuranza cósmica del Espíritu.
Fuente – Extraído del Libro “El Yoga del Bhagavad Gita” por Paramahansa Yogananda
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Bhagavad Gita comentado por Yogananda