Preguntas y Respuestas

Inspirados por algunas cuestiónes que nos fueron puestas a nosotros en que las conferencias públicas logradas en el país por José de Silva sobre el Kriya Yoga aprobado por Mahavatar Babaji, asi entendemos aflorar aquí las cuestiones con el propósito de estimular un poco alguna futura curiosidad creativa.

Por lo tanto, pensamos que las cuestiones puden tener alguna utilidad.

Sentimos pero vamos también traduciendo las preguntas y respuestas al español lo más rápido cuando podemos. Hay algunas partes que ya están traducidas, otras no.

 

¿Qué significa el Kriya Yoga?

¿Qué es Prana?

¿En cuál se estriba la práctica de Kriya Yoga?

¿Cuál es la razón porque la mente es el mayor obstáculo a la “evolución espiritual” del ser humano?

Mientras la Mistificación és Desenmascarada

Naturaleza Superior, el Libre Albedrío del Hombre

Ignorancia! ¿Para qué te quiero?

Afinal a meditação é um estado natural

A sonoridade turbulenta do pensamento

Apenas somos a solidão em silêncio

e consciência incondicionada apenas somos

Inquirir? Sim! Mas nunca haverá respostas

 

 

¿Qué significa el Kriya Yoga?

Kriya deriva de la raíz sanscrítica “Kri” que representa acción, trabajo. Trabajo, en este caso, dentro de la espina dorsal, ése es el altar del templo, el nuestro cuerpo. Recordemos nosotros para este efecto, lo que Jesus Cristo nos dicho:  “destruís este templo y yo lo reconstruyo él en tres días.” Él aquí hace referencia a su cuerpo físico evidentemente, como conocimos después. Rodeando ese altar, que és nuestra espina dorsal, estan relacionados los canales astrales, el sushumna, pingala, ida, y los chacras principales (los vórtices, los centros de fuerza).

El yoga representa reconectar, unirse, regresar a nuestra origen divino que es sólo una conciencia único en toda la creación. Esto conciencia se presenta fragmentada aparentemente en individualidades. És correcto que no hacemos caso en absoluto de nuestra condición, por lo menos la mayoría de las criaturas humanas, otro, algunas, recordaran espaçadamente y pocos, unos pocos, siempre.

Todos los grandes amos de la espiritualidad nos alertan para el impulso natural que nosotros, sin excepción, sentimos para ir al encuentro de la naturaleza superior de nuestra esencia y eso, en uno momento en particular, tendremos mismo que tomar la iniciativa de ponemos nosotros a camino.

Uno de ellos, Jesus, cuando estaba siendo expulsado de una sinagoga por los fariseos, él ha enseñado nosotros asi:

 

“No creen en lo que yo digo a vosotros?”

“Por qué ustedes queren quí yo me vaya de la sinagoga?”

“Ustedes no creen en las antiguas escrituras?”

“Creemos!” Ellos dijeron.

“Entonces no han escrito allí que vosotros son dioses (Dios)?”

“Si” Ellos dijeron.

Entonces, yo digo a vosotros, ustedes son dioses (Dios).”

 

Piedosamente Jesús nos está invitando a tomar conciencia más profunda de la Verdad Suprema, con este paso, y, por sus sublimes enseñanzas, por ejemplo, en sus acciones,la invitación se extiende a tratar de Me encontrar, batiendo a la puerta para que abras a Tú propio, pidiendo que das a Tú propio.

Mahavatar Babaji, el Cristo Yogui, es respondiendo piedosamente a nosotros, con la donación de la ciencia del Kriya Yoga, o eco de nuestro grito punzante: ¿qué sonámbulos; a los millones qui atropellamos unos a otros palpando la oscuridad de la ignorancia. De repente, la esperanza repleta  despierta a nosotros y empezando entonces el retornar a la tierra fértil de la felicidad eterna. Por cada kriya, por propio derecho del hijo pródigo, vamos anunciando nosotros a la puerta, dando notícias do que procuramos y rogaremos a Brahman para que abrigue e guarezca nosotros en su regazo paternal.

 

 

 

¿Qué es Prana?

Prana, energía vital es el resultado de la vibración de la Inteligencia cósmica, al parecer en Su primer acto manifiesto-inmanifiesto, Una “idea” Su. Eso es todo.

En el Kriya Yoga de Mahavatar Babaji, recorremos principalmente o prana más sutil, esto es, en su forma primordial, digamos así. No dejamos de utilizar el prana del oxígeno en la práctica de pranayama (control de la respiración) en simultáneo, sin embargo.

Debido a la forma promordial de prana sea tan subtil, no es fácil de percibir a él, pero con la práctica, es cada vez más tangible su presencia y más familiar su acción.

De acuerdo con los maestros de este linaje, el prana entra en nuestro cuerpo, principalmente por el bulbo raquídeo, pasando después para la corteza cerebral, sistema nervioso sensorial (de las sensaciones) y se extiende para al resto del cuerpo.

Hay un flujo continuo de energía de la vida de los órganos de los sentidos que permite a las criaturas humanas la experiencia de los sentimientos de todo tipo, a través de órganos especializados para tal efecto, los que dicen respecto a los sentidos y, como consecuencia de eso, organizar pensamientos, recuerdos, emociones, etc., es decir, la mente ególatra.

Así, aunque el ego humano es, en última instancia, un producto de lo que los cinco sentidos (vista, oído, tacto, gusto, olfato) cogen, sin embargo, el papel de lo prana verdaderamente es la función de canal de comunicación de ese proceso. De hecho, sin él, no era posible el brote y permanencia de cualquier tipo de organismo, en particular o mismo de toda la manifestación en la generalidad.

Así que, luego verificamos que el abuso de las sensaciones es directamente proporcional al gasto de prana. El inconsecuente uso indebido de energia de la vida es desafortunadamente instalado, mismo en los más comunes hábitos del día a día de nuestra especie. La ignorancia y la inconsciencia van de manos agregadas y el sofrimiento, el alto precio, la factura de tan derroche a pagar, a menudo sin el derecho a recibir porque no había tiempo para eso. Todos los grandes líderes espirituales han recomendado mucha prudencia en la utilización de los órganos de los sentidos: no es necesario abusar del teléfono o mobile, utilizar el ordenador o Internet en general, leer, comer, sexo, hablar, etc.

Es dicir, nuestra voz interior, la intuición, nos dirá qué hacer a su debido tiempo. Todos sabemos eso. Solo es necesario que nosotros estemos atentos a nuestro centro. Más veces…

En resumen, la práctica de Kriyas tiene como meta cambiar el itenerario habitual del prana. Cuando intencionadamente, con técnica propia, acentuando, nosotros hacemos él circular en la columna vertebral en revoluciónes de unos 30 segundos, el flujo que se hacía para los órganos de los sentidos, permitiendo al hombre percibir y adquirir conocimiento, es invertido e revolvido con el objetivo de se concentrar en mayor cuantidad en los chacras. Estas y todas las estructuras vinculadas a ellos de alguna forma que se encontran en esa localización, también especializadas en la manifestación de las fuerzas que convencionalmente nosotros nombramos de divino, son regocijadas a desembenar el Yo-Supremo.

El Yo-Supremo no obedece a las leyes de la percepción-cognición (percibir-conocer) que son computadorizados por intentos y errores. Él es el saber innato. Inmaculado de la Verdad. Intuición  pura, transportado de la esencia del Ser que nos hace Ser: existente, Consciente y Feliz.

Sólo experimentando. Y la invitación se realiza sin cesar.

 

 

 

 

¿En cuál se estriba la práctica de Kriya Yoga?

Hay miles de años atrás, los antiguos Rishis (sabios) de la India hallaron que el ser humano, alcanzando la línea de fondo de moral equilibrada, alimentación sana, la quantidad de luz solar suficiente y salud razonable, es dirigido naturalmente por la fuerza intrínseca de su naturaleza divina, que conspira en silencio, dando saltos de 12 en 12 años terrenal. Después de 1 millón de años el cuerpo físico es capaz de soportar, sin daños, la manifestación de la Conciencia cósmica, independientemente de cualquier esfuerzo consciente o inconsciente en ésa dirección.

En el siglo XIX, Mahavatar Babaji, establecido entre los más grandes yoguis de siempre de este planeta, nos envió uno de sus discípulos más avanzados, Lahiri Mahasaya. Él fue sometido a uno brumoso nacimiento de un vientre materno y a la absorbente y responsable experiencia paterna de un jefe de familia, igual que cualquier mortal común, a fin de que, se humanando, ejemplifique a los receptivos, la ciencia de este tipo de Kriyas. En la primera mitad del siglo XX, nos ha enviado Yogananda, otro prominente Yogui, como embajador itinerante de su divulgación.

Usando una técnica propia, este Kriya es, resumiendo, la intención deliberada de hacer con el pensamiento, en el sentido exacto y riguroso del término, el prana bajar o subir y, de inmediato, recorrer en el sentido inverso, a lo largo de todo el interior de la columna vertebral. La certeza intuitiva (verdad subjetiva), en simultáneo, no debe dejar dudas ni dar lugar a otros ensoñaciónes.

En síntesis, la suma de las parcelas intención, convicción, concentración, repetición, persistencia y la resistencia son los medios que determinarán su éxito.

Una revolución completa en lo que llamamos de uno Kriya, debe comprender unos 30 segundos, recalcamos. Es el primer nivel, el básico, que, junto con los más elevados, se debe recibir en una ceremonia formal de iniciación dirigido por alguien con credibilidad para tal efecto.

Un solo Kriya provoca un año de progreso espiritual, en virtud de los descubrimientos de los antiguos sabios de la India, como se dijo anteriormente. La práctica se inicia, por vía de regla, con 12 Kriyas por día, gastos en cerca de 6 minutos y donde se avanza, por supuesto, 12 años.

De una forma gradual, se va aumentando su número, en uno espacio de meses, de acuerdo con la directiva de lo instructor y la fuerza de voluntad del ejecutante. Por una orientación cuidadosa y aplicada tenacidad, se consigue hacer mil kriyas diario, después de años de ponderación y aumentos seguros y progresivos; se adquiere, por lo tanto, mil años de desarrollo en un solo día, 365 000 en un año (365 días ) y un millón en tres, cortando, de modo notable, el tiempo que la naturaleza precisa para hacer lo mismo. Por supuesto, requiere una determinación de hierro y la disposición que no están fácilmente a nuestro alcance. Así que, en otras circunstancias, hay quien alcanza el objetivo final en 12, 24, 36, 48, o más años, o consiga llevar esta buena prarabdha (resultado de acciones pasadas, que se encuentra en esta vida) en sus registros, invisible a los ojos ordinarios, cuándo dejar el cuerpo físico. En la próxima reencarnación siguiente o posterior, va coger el fruto jugoso y suculento de su esfuerzo. De hecho, muchos son llamados, pero pocos, por auto-exclusión, se sentarán a la mesa de este manjar divino.

La persona que camina hay que tener siempre presente que en cualquier actividad espiritual es sabio ser despojado de apego al resultado. Practicar con intención y convicción resuelta si, pero sin la ansiedad obsesiva en su obtención. Ese estado del espiritu, dicen los que nos precedieron en el conocimiento, se interpone entre el sueño idealizado y cualquier vestigio de éxito esperado. Los frutos madurarán pero a su tiempo. Y ser paciente, saber esperar y tener fe son los requisitos para el éxito en cualquier disciplina de la vida. Es el secreto.

Asi acontece con estos Kriyas. Como hemos visto, la disciplina seguida en esta vía conduce a la acumulación de energía pránica en los chacras y en el canal sushumna con sacrosantos resultados que aceleran con seguridad todo el proceso de la emancipación de nuestra especie. La virtud es tener siempre presente solo el placer de estar solo haciendo a ellos. Lahiri Mahasaya decía “Van haciendo, un día está hecho“. Año tras año, de sensación en sensación, la magnetización desarrollada por la corriente pránica en la columna hace aparecer olas de placer sublime inefable y en sus alas viajarán en silencio el cuerpo físico, el alma y el espíritu embalados por la brisa suave soplada de naciente que, susurrante, despertará la divindad chico adormecida en nosotros.

 

 

 

¿Cuál es la razón porque la mente es el mayor obstáculo a la “evolución espiritual” del ser humano?
Mientras la Mistificación és desenmascarada

La mente es dotada de cognición, afeto y volición, es decir, conocimiento, amor, o amistad y voluntad. Si el ser humano pensar individualmente y interatuar como tal es gracias a la singular actividad de estas tres funciones.

El resultado de la interacción entre la mente y los cinco sentidos, especializada en la captación de estímulos externos, sólo puede llegar donde sus capacidades fisiológicas lo permiten.

Así, visto de un ángulo desapasionado, la mente está confinada a su propia naturaleza de materia que a la materia pertenece. Irremediablemente relegada a un plan que sólo percibe a sí misma y lo que es considerado material que rodea a ella. Como es vedado a ella lo que no puede entender, la presunción de que no existe lo que no puede percibir con la vista es tentador. Un pequeño paso.

En el límite, es perseguida sin treguas por su matriz y soporte: el cuerpo físico. Está fuera de cuestión lograr el estatuto de madurez para superar a sí misma y lograr la visión de una conciencia unificada en la manifestación que siempre aparece fragmentada a ella.

Para cúmulo de este zambullir aparente, todo lo que es visto, es construido por sí mismo, como los grans místicos planetarios han revelado y han pasado los conocimiento desde que existe memoria.

Después de todo si sólo depender de sus demandas racionalistas, el hombre haría de su naturaleza una esfinge,  de su destino un pantano, atascado en un acaso evolucionista sin sueños, a la deriva en la lucha por la vida y en el placer temporal.

 

 

 

 

Naturaleza Superior, el Libre Albedrío del Hombre

Sin embargo, el ser humano es continuamente compelido a despertar a la remembranza de su naturaleza divina, que discretamente si anuncia en todos sus actos. De convulsión en convulsión, sacudido por el asedio continuo del vacío sin sentido, rasgado su sentido, destripada su alma y de sus entrañas soplan vientos inmaculados de pura intuición. Nace entonces la esperanza de vida eterna, aquela que vence la muerte y el nacimiento y que inspira a él a confiar en la fe.

Pero son los primeros pasos, y como aún continua entusiasmado con las promesas de los sentidos, sólo ocasionalmente presta atención a la epopeya del retorno, no viendo algunas veces, otras por no entender. Y la intuición seguirá rehén de sus dudas.

A tropezones el hombre, ya creyente en algo superior a una existencia efímera, puede aún ser arrebañado en las mallas de red de sistemas de creencias retrógrados y dogmáticos, tradicionales o recientes, algunos surgidos de lo nada como brújulas dudosas, que siembran a él la confusión en la ya frágil y infundadas convicciones, tullendo a ellas y retrasando su gloriosa subida al interior de Sí mismo.

Desconcertado, en lo rescoldo de la riña con sus fantasmas, alcanza finalmente la emancipación de la tiranía de la duda.  Templado en la experiencia acumulada, si deja guiar en definitivo por la estrella de verdad subjetiva que sí declara en la sencillez de lo estar consciente de lo existir quieto.

Reconociendo a si como Yo Soy Eso, no-pensamiento, así no-mente, señala que la mente, en otro momento deificada en el altar del ego, no pase a fin de cuentas de una placa giratoria de las impresiones del mundo de los sentidos, cumpliendo designios insondables de la Creación;  y que, por otra parte, cuando es confrontada directamente con la amenaza de su extinción, resiste con una tenacidad y manantial de recursos de autopreservación hasta ahí insospechados.

 

 

 

 

¡Ignorancia! ¿Para qué te quiero?

Paramahansa Yogananda, una vez en América del Norte en los primeros años de 1920, recién llegado de India, fue abordado por un discípulo que lo puso la siguiente pregunta:

Discípulo:

“Swami puede mi explicar lo que Jesús quería decir con:

´Cuando tú cuerpo fuere uno tú cuerpo estará lleno de luz.`

Ya he planteado esta cuestión  a ministros de Dios de diferentes congregaciones, pero sus explicaciones no han sido convincentes.”

Yogananda:

Cuando un ciego conducir otro ciego ambos caen en el abismo.”

El sublime Yogananda, si socorriendo de otra enseñanza de Jesucristo para justificar en que manos camina aún la ignorancia humana, acto continuo, tocó ligeramente el discípulo, con uno de sus dedos en la zona entre las cejas (el tercer ojo) que inmediatamente abrió,  revelando sólo existir luz donde la materia si figuraba como soberana.

 

 

 

 

Afinal a meditação é um estado natural

Em algumas latitudes espirituais da Terra é consensual a ideia força “a palavra de ordem é meditar”. Obviamente para o fazer, deve-se ser orientado por um mestre de facto abençoado pela Iluminação. São raros, pois não basta destacarem-se da mediania; daí muitos só aparentarem sê-lo. Quando indecisos nos achamos sós, a sabedoria, a anciã que nos acalenta no mar revolto das nossas escolhas, diz-nos que é prudente reconhecer os sinais de um SadGuru (o Mestre-Iluminado); ele é um peso específico que, a partir do momentum em que surge e assume a mestria das nossas vidas neste Agora eterno, para sempre marcará a equação da rota da nossa trajectória de experiências. A par de uma intenção forte que siga inabalável e da chave a aplicar, também o mestre encontra-se no olho do furacão do desapego ao pensamento (ego).

Meditar não é um expediente para nos desembaraçarmos da mente à força. A observação passiva, mas com a atenção na intenção, diante do desfiar de cada conta do rosário de pensamentos, sem se envolver com eles, é ponderada, por isso recomendada. A intenção, que constantemente precede o acto da criação, cuidará de operar discreta e silenciosamente; a determinação, a concentração e a intensidade na aplicação associar-se-lhe-ão naturalmente por essa ordem.

Desafortunadamente, meditar como estado natural de ser não goza ainda de um estatuto reconhecido pelo homem de Kali Yuga:

  • Umas vezes é tomada por um mero exercício mental para acalmar “nervos”, pensamentos, emoções, portanto, circunscrito ao corpo (mundo);
  • Outras, o objectivo é já espiritual, mas, advertida ou inadvertidamente, é direccionada para o desenvolvimento de capacidades que não são mais do que atributos de expansão e ou adensamento da mente (siddhis);
  • Outras ainda, com os seus agentes já revelando maturidade, eventualmente cansados ou escaldados e, por isso, conscientes das dificuldades e ratoeiras do Caminho, sinceramente a optarem por escapar da órbita do ego e de tudo o que isso representa (incluindo as suas fórmulas sacralizadas). Porém, ainda dão de caras com a possibilidade de ter que abrir uma de duas portas:
  • Ousar abolir a mente através de um confronto directo com pensamentos e quejandos, de onde não só é complicado sair quanto mais cortar a meta almejada;
  • O mesmo objectivo, mas contornando justamente essa colisão frontal através de estratégias que a sabedoria ancestral nos fez herdeiros pelos seus mensageiros.

     

     

 

 

A sonoridade turbulenta do pensamento

A intuição impele espontaneamente o homem ao silêncio interior, o estado natural de meditar. Mas quando ele procura lugares retirados para experimentar esse estado, invariavelmente subestima a presença do agente “perturbador” que vive em permanência consigo. É a mente a principal fonte da poluição sonora que o persegue incansavelmente. Recolhido ou no meio da multidão, do tráfego, onde for, o silêncio interior só acontece com o desapego efectivo aos pensamentos. O bulício nunca impediu a Serenidade dos realizados de conviverem com ele.

Em esforço, mas sem êxito, meditava solitário o jovem monge sentado sobre as rochas que margeavam o rio que corria manso e silencioso. De súbito, um ruído intenso; pensou para consigo:

“Hum! Parece-me que alguém está a esfregar duas pedras entre si! Mas quem será…?!”

Empenhado, contudo, como estava, continuou impávido, sem se dignar sequer a abrir os olhos.

Mas o enigma persistia e já se intrometia no seu intento. Minutos mais decorreram. Intrigado, e agora perturbado pelo incómodo, decidiu ver o que se passava. Confirmou o que supusera, mas surpreendera-se com o autor. Era o seu mestre que aparecera inesperadamente, postara-se debruçado muito próximo de si e aplicava-se com obstinada tenacidade naquela tarefa. Tratando-se de quem era, sem fazer qualquer comentário, retomou a meditação.

A dada altura, todavia, fora vencido por aquela pequena turbulência. Consternado, atrevera-se então a perguntar-lhe:

“Mestre porque esfrega as pedras dessa forma?!”

A resposta surgiu tão inesperada quanto insólita:

“Procuro fazer fogo!”

E ambos regressaram às suas ocupações. Um pouco mais adiante, o discípulo, já não suportando tal situação, censurou dorido:

“Mas mestre, dessa forma, nunca irá obter fogo!”

Das montanhas altaneiras da Eternidade um trovão ribombou ensurdecedor; em uníssono, do seu bojo, um relâmpago traçou o breu da noite do esquecimento e abateu-se violento sobre a ignorância que germinava prometedora. E as trevas se fizeram clarão de esperança:

E tu, a lutar com os pensamentos, nunca irás obter a Iluminação!”

 

 

 

Apenas somos a solidão em silêncio

Meditar é o nosso estado natural, segredanos Ramana Maharshi, convidandonos a dar atenção ao silêncio que é a essência de todos nós,sem excepção. É a nossa natureza original a revelar-se. A consciência na expectativa de se dilatar em quantidade. Porque em qualidade ela já É sempre intrinsecamente intocável. E a alma amadurecida pode e deve assumidamente balançar-se a apanhar esse comboio. A sua expansão estará na razão directa da intensidade da intenção e aplicação. Com certeza, sob a orientação de alguém inequivocamente já liberto. Mas cuja chegada deve ser aguardada com paciência. No mercado da oferta e procura há de tudo e para todos os gostos, assim também na “espiritualidade”.

Na Solidão Divina do Silêncio Absoluto, mas sem a lucidez da sabedoria do seu significado, dada por um mestre qualificado, Teresa de Calcutá sofreu, inútil e ingloriamente, na ponta final da sua vida como monja, por não se sentir correspondida pelo amor de Deus; leia-se: a pessoa do venerável Jesus Cristo.

Com a sua disciplina espiritual, sem se dar conta, lograra ultrapassar o estágio humano da convicção de estar separado quando em manifestação. Angustiada, buscava ainda ardentemente dar forma ao inexistente inventariado pelo ego. Vivia com pés seculares, coração pulsante, disponível, redentor, mas com a cabeça doutrinada de teologia.

Aprisionada por uma das concepções que o ego forma de um Deus incipiente, por ele idealizado e dessa forma avaliado, nessa medida, os seus afectos ansiavam por uma união transcendental. Estava completamente incapaz de imaginar que a necessidade de ser correspondida era uma mera criação da sua mente (a par de todas as outras que esta concebe por se encontrar irremediavelmente incompleta).

Atormentada pelas chamas que lavravam impiedosamente no seu ideal, sofregamente procurava os braços amantes do Divino, onde inteira se fundiria num clímax perpétuo. Estava dentro de Si, porque era Ela Própria, aguardandoA, mas não O reconhecia. Maneatada pela ideia da fragmentação; amputada da lembrança de quem era na Realidade.

Uma guerreira formidável, triunfadora do despojamento dos sentidos, mas cavalgando ainda na noite da aurora da batalha com o Conhecimento que, na sua armadura intemporal, era só de uma natureza — Ser: SatChitAnanda (Existência-Consciência-Beatitude); a Verdade Absoluta indivisível, onde nada se une porque nada se separou.

As leis da acção-reacção (Karma) somente condicionam uma parte do homem: a mente e o seu destino. A natureza divina, a outra parte, é onde cabe o livrearbítrio. Quando a alma humana amadurece tem essa liberdade de já não se identificar com a mente.

 

 

 

 

… e consciência incondicionada apenas somos

Ramakrishna, outro dos grandes mensageiros da Índia contemporânea, encontrava-se naquele instante em êxtase diante da visão de Kali, a Mãe Cósmica. O seu mestre da altura, postado ao seu lado e, sabedor do que se passava, instruiu-o para que não se deixasse vencer pela ilusão do condicionamento da separação:

Mestre:

“Não te deixes convencer que estás separado de coisa alguma.”

Ramakrishna:

“Mas não consigo! Não vê Mestre que estou banhado pelo amor da Mãe Divina?!”

Mestre:

“Mas isso não é a Verdade Absoluta! Assim estás a deixar-te arrastar pela ilusão do condicionamento.”

Ramakrishna:

“Mas Mestre, então não é o sublime amor da Mãe?!”

Mestre:

“Toma lá este pedaço de vidro transparente, coloca-o entre ti e a visão e quebra-o.”

Ramakrishna, depois de acatada as instruções do seu mestre:

“Mas a Mãe Divina está a desfazer-se ao mesmo tempo que o vidro se parte aos bocados!”

Mestre:

“Então? Em que estado estás agora com essa tua decisão?”

Ramakrishna:

“Eu sou apenas o Oceano de Consciência. E não sou nada mais para além d´Isso.”

Mestre:

“Ah! Assim está bem! Isso tu És, o Incondicionado!”

 

 

 

 

 

Inquirir? Sim! Mas nunca haverá respostas

Rodeado de um universo polvilhado de unidades diferenciadas, o homem encontra-se encurralado no beco do observadorobservado. Neste jogo de espelhos de dualidade, ele é, porém, superior e irreversivelmente atraído ao amadurecimento da sua alma. Na incursão ao ego condicionado, gerado nas leis de acção-reacção, é fustigado pelas rajadas das reminiscências da sua génese. A crisálida jamais pára de se metamorfosear em divindade, ainda que enclausurada no casulo tridimensional da relatividade. As réplicas da sua origem abalam as fundações das suas dúvidas e irrompem como torrentes intermináveis de interrogações:

Eu existo para quê?

Porquê?

Quem sou eu realmente?

Qual o sentido de toda a manifestação?

A verdade existe?

Sim?!

Então onde é que ela está?

Qual a justificação do sofrimento?

Quem o criou?

Ou cria!?

Porque é que o sofrimento, ao contrário da felicidade, ocupa a maior parte das nossas experiências?

Porque é que ela, a felicidade, é quase sempre escorregadia, escapadiça, etérea?

Porque é que o homem, vagamente ou não, se sente um emigrante arredado de um lugar onde a felicidade é soberana e a paz o seu reino?

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Ser curioso e perguntar é um processo criativo. A curiosidade e o acto de questionar nasceram para andar juntos e ambos contribuírem para amadurecer o ego. Evidentemente, a curiosidade quer-se construtiva para cumprir a predestinação de criar e compreender a manifestação; como aliás está a acontecer neste precioso momento. As incógnitas ganham legitimidade porque as causas da vida permanecem encobertas.

Para o homemego as respostas, essas, serão sempre só possíveis e transitórias, porque, condicionado pelos seus limites – a mente, alcançar a Verdade não lhe passa de uma miragem. Ao atingir o topo da montanha de um saber, descobre que aí está sobreposta a base da outra que se segue e assim sucessivamente elevado ao infinito, sem respostas definitivas.

O “homem”-Ser é o Seu único herdeiro… porque encarna a própria Verdade Absoluta; a manifestação é a mente que a cria, percebe como tal, e separa-a em fragmentos. O Sempre-Presente é o Eterno-Imanifestado e a mente, o fenómeno de reflexão da Sua luz, quando ausente, ausente está toda a separação (manifestação).

 

 

Todas las cuestiones planteadas ahora, como las que se colocarán en futuro — preguntas y respuestas, estarán sujetas a desarollo, y nunca serán un producto final, seran más un producto en desarrollo permanente.

 

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