Un sadhu (un mendigo monje Hindú) apareció inesperadamente en la puerta de la casa de Hariwansh Lal Poonja en Lyalpur, en el distrito de Punjab – Norte de India.
Hariwansh:
“Puede usted me mostrar Dios, y si no, sabe quién puede?”
Sadhu:
“Sí, yo sé una persona que puede mostrar Dios a usted. Si fuere ver a ese hombre, todo estará bien para usted. Su nombre es Ramana Maharshi.”
Y el sadhu también dio a él la indicación de que la persona vivía en un Ashram (Ramanasramam) situado en las colinas de la montaña sagrada de Arunachala-Shiva, en las inmediaciones de la ciudad de Tiruvannamalai – Sur de la India.
Pero cuando finalmente llegó a ese lugar, descubrió, para su sorpresa y frustración, que Ramana Maharshi era el sadhu que apareció en su puerta en Lyalpur. Sintió que había sido engañado, iba a salir del lugar, cuando fue informado por un devoto residente que Ramana Maharshi jamás ha dejado Tiruvannamalai. Intrigado, decidió quedarse.
Y en la primera ocasión en que se reunió con Ramana Maharshi en el Ashram, colocó la pregunta:
Hariwansh:
“Es usted el hombre que apareció en mi casa en el Panyab?”
Ramana permaneció en silencio.
“Ha usted visto Dios, si sí, puede me permitir ver a Él?”
Ramana:
“Yo no puedo mostrar a usted Dios porque Dios no es un objeto que puede ser visto. Dios es el sujeto. Aquél que ve. No tengas preocupaciónes con objetos que puedan ser vistos. Descubre quién es el aquél que ve. Solamente tú es Dios“.
Pero Hariwansh, aunque no dispuesto a seguir tal consejo, aun así recibió la gracia del iluminado, en una experiencia transformadora en su presencia que describió así:
Hariwansh:
“Sus palabras no me impresionaran. Ellas me parecieron ser aún más una excusa para añadir a la larga lista de aquellas que había escuchado de swamis por todo el país. Él me había prometido mostrar Dios (cuando había venido a mi casa en el Punjab) ahora trataba decirme que no sólo no me podría mostrar Dios, como ninguna persona podría hacerlo!
Me hubiera despidido de él y sus palabras sin ninguna reflexión si no hubiera tenido una experiencia inmediatamente después que él me ha dicho para investigar quién era aquel “Yo” que quería ver Dios.
En la conclusión de sus palabras me miró, y mientras miraba en mis ojos, mi cuerpo comenzó a temblar y a agitar. Un electrizante energía nerviosa disparó a través de mi cuerpo. Mi terminaciones nerviosas sintieron como si estuvieran bailando, y mi pelo erizado. Dentro de mí me tornaba consciente del Corazón espiritual. Este no es el corazón físico. Es, algo como, la fuente y apoyo de todo lo que existe. Dentro del Corazón vi o sentí algo así como un cerrado yema. Era muy brillante y azulado. Con el Maharshi me mirando y yo en un estado de silencio interior, sentí este yema abrir y a florecer. Uso la palabra “yema” pero esta no es una descripción exacta. Sería más correcto decir como algo que parecía a un yema que abrió y floreció dentro de mí en el Corazón. Y cuando digo “Corazón” no significa que la floración estaba ubicado en un lugar particular en el cuerpo. Este Corazón, este Corazón de mi Corazón, no estaba ni dentro del cuerpo ni fuera de el. Yo no consigo dar una descripción más exacta de lo que sucedió. Todo lo que puedo decir es que en la presencia del Maharshi, y sobre su mirada, el corazón abrió y floreció.
Fue una experiencia extraordinaria que nunca había vivido antes. No hubiera venido buscando cualquier tipo de experiencia, así que totalmente me sorprendió cuando sucedió.”
Hariwansh decidió, a pesar de tal experiencia que las enseñanzas de Ramana no eran para él. Fue entonces para al otro lado de la montaña de Arunachala y continuó su meditación en Krishna que le aparecía varias veces.
Un día, una vez más, él decidió ir a la presencia del sabio para poner a él una cuestión acerca de la importancia de tener constante visiones de Krishna. Pero, de nuevo, Ramana parecía subestimar la importancia de estas visiones, comentando:
Ramana:
“Cuál es la utilidad de un Dios que aparece y desaparece? Si él es un Dios verdadero, debe estar contigo todo el tiempo.”
Algún tiempo después, intensificando su práctica de repetir el nombre de Krishna, fue sorprendido por la visión de Ram, Sita y Lakshman, por toda una noche.
De esta experiencia, sintió la incapacidad de continuar su disciplina. Perplejo con este nuevo desarrollo, regresó al Ashram de Ramana para indagar sobre su predicado al Maharshi. Este ha escuchado y comparó su práctica como el tren que le llevó allí:
Ramana:
“El tren (de Madrás a Tiruvannamalai), trajo usted al destino. Has bajado de el porque no más lo necesitabas. El ha traído usted al lugar que querías llegar… Esto es lo que ha sucedido con tú entonación. Tú Japa (entonando nombres de Dios), tú lectura, tú meditación, han traído usted a tú destino espiritual. No necesitas más de ellas. Tú no has desistido de tus prácticas: ellas han dejado usted por convención de sí mismas, porque han cumplido su propósito. Tú has llegado“.
Hariwansh:
“Entonces él me miró atentamente. Sentí que todo mi cuerpo y mente estaban siendo lavadas por ondas de pureza. Estaban siendo purificadas por su mirada silenciosa. Sentí él mirando intensamente en mi Corazón.
En virtud de esa encantadora mirada. Sentí cada átomo de mi cuerpo siendo purificado. Era como si un nuevo cuerpo que estaba siendo creado para mí. Un proceso de transformación estaba sucediendo – el viejo cuerpo estaba muriendo, átomo por átomo, y un nuevo cuerpo estaba siendo creado en su lugar.
Entonces, de repente, yo entendí. Yo sabía que este hombre que había hablado a mí fue, en realidad, lo que yo ya era, lo que yo había sido siempre. Hubo un impacto súbito de reconocimiento al mismo tiempo que yo Metornaba conciente del Ser. Uso la palabra “reconocimiento” deliberadamente porque tan pronto como la experiencia fue revelado a mí, yo sabía, sin duda alguna, que este era el mismo estado de paz y felicidad que yo había sumergido cuando era un muchacho de seis años de edad en Lahore en un ocasión cuando yo me había negado a aceptar una bebida mango.
La mirada silenciosa del Maharshi mi restableció a ese estado primario. El deseo de busca de un Dios externo desapareció en el conocimiento directo y la experiencia del Ser que él Maharshi me ha revelado. (…) Yo sabía que mi busca espiritual había terminado.(…)”
Extracto del texto, organizado y preparado, desde la introducción del libro “‘The Fire of Freedom – Satsang with Papaji I”, concedido amablemente por Avadhuta Foundation y su editor David Godman.